Mandalay, la antigua capital imperial de Myanmar, es uno de los grandes atractivos del país y parada obligada para todos aquellos que viajamos a la antigua Birmania. No solo merece la pena visitar la propia ciudad, sino también, o incluso más, las antiguas capitales imperiales que se encuentran en los alrededores. Para poder disfrutar de todo esto, nosotros recomendamos pasar un mínimo de dos noches en la ciudad.
Mandalay es una ciudad grande y con una gran oferta de alojamientos que cubre todos los presupuestos y necesidades de los diferentes tipos de viajeros. Una de las ventajas de viajar al sudeste asiático es que el alojamiento suele ser bastante barato; si lo comparas con España, por ejemplo. Puedes alojarte en hoteles muy buenos o incluso de lujo, por el mismo precio que pagarías en España por uno normalito. En el caso de Mandalay, buscábamos un hotel que se encontrase más o menos cerca de ciertos lugares que queríamos visitar, como el Palacio imperial. Nuestra intención era poder movernos por nuestra cuenta con una bici. Por supuesto, sin salirnos de nuestro presupuesto, queríamos un hotel que fuese de calidad y que tuviese buenas valoraciones, tranquilo y si podía ser con piscina, pues mejor que mejor.
Tras mucho buscar y darle vueltas, dimos con el Hotel by the Red Canal, uno de los cinco mejores hoteles de Mandalay según Tripadvisor. Además de tener una muy buena ubicación para conocer la ciudad, es un lugar tranquilo, acogedor y con muy buenas críticas.
El hotel y las instalaciones
El Hotel by the Red Canal se encuentra cerca de la entrada del Palacio real de Mandalay; a unos 15 minutos si vas andando o a tan solo 5 con una de las bicis que te dan en el hotel (servicio gratuito). La ubicación es bastante buena, no solo por encontrarse en un lugar tranquilo, sino también por tener relativamente cerca los principales atractivos de la ciudad, como el Palacio real, el monasterio Shwenandaw o la pagoda Kuthodaw.
Una de las ventajas que vimos en el hotel fue su tamaño, relativamente pequeño, lo que implicaba que no hubiese muchos huéspedes y el trato fuese mucho más personalizado. El aspecto exterior del edificio se asemeja al de los palacios birmanos, con esas filigranas en madera tan típicas de estas latitudes. Otro aspecto que nos gustó fue que pese a tener un jardín pequeño estaba tremendamente cuidado. Combinaban a la perfección la vegetación, con ciertos adornos y un bonito canal artificial que había que cruzar para entrar a la zona de las habitaciones. En su conjunto da un ambiente de paz y tranquilidad que se necesita tras un día visitando la ciudad.
El interior de hotel es de madera de teca y decorado con un gusto exquisito. Eso no significa que esté desvinculado de la sostenibilidad ya que se ha utilizado madera eco-friendly y productos reciclados en su construcción. Aparte de esto, hay un montón de detalles que destacan el folclore tradicional de Myanmar como figuras, cuadros o esculturas, dándolo un aspecto espectacular al interior.
Aparte edificio principal donde se encuentran las habitaciones hay otra pequeño edificio en la que se ubica el restaurante donde se sirven los desayunos, comidas y cenas. Ya os hablaré de él más tarde, solo deciros que es uno de los mejores de toda la ciudad y el precio no es caro. En el edificio principal está el Canopy bar, en el que se sirven cócteles y otras bebidas, pero en el que dispones todo el día de agua con frutas, café, té y dulces de manera gratuita. Uno de esos detalles que siempre se agradecen.
El hotel cuenta con un piscina para relajarse en los días de calor y en la que todos los días por la tarde hay una happy hour gratuita en la que sirven unos riquísimos cócteles (con o sin alcohol), junto a unos aperitivos, acompañados de una relajante música birmana de fondo. Para nosotros, detalles como estos hacen ganar muchos puntos a un alojamiento.
También se dispone de un pequeño gimnasio para aquellos que no pueden vivir un día sin hacer sus rutinas. Hay otra sala, llamada e-hub, en la que se encuentran libros de diferentes temáticas, así como ordenadores con conexión a internet e impresoras para hacer cualquier trámite que necesites. Por supuesto, no solo dispones de internet en esta sala, el hotel tiene conexión gratuita y de muy buena calidad.
La habitación
Hay cuatro tipos de habitaciones que toman el nombre de las principales etnias de Myanmar: Chin, Shan, Kachin y Rakhine. Cada una tiene sus peculiaridades y precios, aunque de la que os vamos a hablar es de la Rakhine, en la que nos alojamos. Es una habitación amplia, con una cama enorme en la que descasamos de lujo durante las dos noches que pasamos allí. También cuenta con una zona que hace las veces de sala de estar, compuesta por un sofá y una mesita. Por cierto, en esa mesa nos dejaron un bonito detalle, un bol de fruta fresca y una cariñosa nota de bienvenida.
La decoración sigue la línea del resto del hotel, con la madera como auténtica protagonista de la habitación. Con un estilo con cierto carácter tradicional birmano, pero que mira hacia acabados más modernos, consiguen que la estancia se convierta en un lugar realmente acogedor. Dentro de ese estilo, acatado con tan buen gusto, destacan ciertos detalles en la habitación como tallas en las maderas de los muebles, adornos o cuadros. El único pero que le pondría a nuestra habitación sería las vistas, que daban al patio de un negocio. Hubiésemos preferido tener vistas al jardín, como es el caso de otras habitaciones.
En cuanto al mobiliario, la habitación dispone de un armario en el que se encuentra la caja fuerte y un par de batines por si queremos ponernos más cómodos. También hay un hervidor eléctrico para que nos podamos preparar un café o té, un soporte para maletas y a continuación de éste, un mueble con la televisión. Aunque si soy sincero, creo que no la encendimos ningún día. Flanqueando la cama hay una mesita de noche a uno de los lados y una mesa de despacho al otro.
La limpieza de la habitación es impecable, como en pocos sitios que hayamos visto. Por otro parte, la wifi funciona a gran velocidad tanto en la habitación, como en el resto del hotel.
El baño
El baño está compuesto por tres piezas: bañera, lavabo e inodoro. Al igual que en el resto del hotel, la madera toma un gran protagonismo, con un suelo compuesto principalmente por madera de teca. Esto es algo que no recordamos haber visto en otro hotel y que nos gustó mucho. En cuanto a las dimensiones del baño, no son muy grandes, pero el gusto con el que está decorado es exquisito. Hay ciertos adornos, que junto los amenities, aportan cierto carácter al baño. También disponemos de un secador de pelo y en lo referente a la limpieza, sigue la línea de la habitación, impecable.
El personal
El personal del Hotel by the Red Canal es de 10, no le podríamos poner ni un solo pero. Son amables, serviciales, simpáticos, efectivos y siempre te reciben con una gran sonrisa. Además, tienen un buen nivel de inglés, haciendo que sea muy sencillo que entiendan tus solicitudes.
A tu llegada al hotel te reciben con un zumo de frutas natural y una toallita húmeda para refrescarte, pero no solo lo hacen la primera vez, sino todos los días. Que te reciban así de bien después de llegar cansado de un día de visitas, no tiene precio. Por otro lado, también se pueden encargar de gestionarte el transporte al aeropuerto, un taxi para visitar la ciudad, el alquiler de una moto o cualquier otra cosa que necesites. Lo dicho, un personal muy competente.
El restaurante
El hotel cuenta con un restaurante en el que se sirven desayunos, comidas y cenas. El Spice Garden, nombre que recibe el local, es uno de los mejores restaurantes de toda la ciudad (puesto número 6 de 244 según TripAdvisor) y el considerado mejor lugar para comer comida india en Mandalay, aunque también sirven una selección de platos occidentales y de otros países asiáticos. Estas clasificaciones pueden parecer sólo números, pero nosotros, que lo hemos probado, os podemos asegurar que tienen ese puesto bien merecido. Fue uno de los mejores lugares en los que comimos en todo el viaje, sino el mejor.
Como os comentaba antes, el restaurante se encuentra en un edificio diferente al de las habitaciones, justo al lado de la piscina. Dependiendo de lo que te apetezca, puedes optar por comer en la terraza, con vistas al jardín y la piscina, o en el interior acristalado. Si coméis dentro, en la plata baja, podréis ver al chef preparar los platos y ver como utiliza el horno tandoor.
El desayuno es de tipo buffet y está incluido en el precio de la habitación. Es bastante completo y tienes opciones de platos fríos o calientes. Dispones de fruta variada, dulces, pastas, panes, pasteles, mermeladas, cereales, semillas, huevos cocidos, carnes y platos preparados calientes, café, té, zumos (te pueden hacer detox al momento)… Además de la amplia variedad que tienes en el buffet, puedes pedir que te hagan en el momento unos huevos con bacon, una tortilla o algo similar para el desayuno. Resumiendo, un desayuno bien completo, variado y con buenos productos.
Contando con uno de los mejores restaurantes de la ciudad, no desaprovechamos la oportunidad de cenar en el hotel las dos noches que pasamos en Mandalay. Como os comentaba antes, es un restaurante especializado en comida india, así que aproveché la ocasión para probar varios de los platos más típicos de esta gastronomía, como pollo tikka masala con un naan (10 USD, unos 8,80 €) o pollo tandoori (12 USD, 10,50 € al cambio). Ambos estaban deliciosos, lo mejor que probé en todo el viaje, en especial el tikka masala. También pedimos otros platos más internacionales como una ensalada de pollo y aguacate deliciosa por (8 USD, unos 7 €), espagueti a la carbonara (7 USD, 6,20 € aproximadamente) o una hamburguesa completa con patatas fritas (5 USD, 5,40 € al cambio). En lo referente a bebidas, tienen una amplia carta. Nosotros optamos por tomar unos lassies (bebida de yogurt típica de la India) y unos batidos de frutas por un precio que rondaba los 2-4 USD (de 1,75 € a 3,50 € aproximadamente). Aunque sí que es cierto que el precio es superior a la media de los restaurantes de la ciudad, la calidad está muy por encima y merece la pena cenar aquí; incluso aunque no te alojes en el hotel.
El spa Prana
Otro de los servicios que ofrece el hotel es un spa, el Spa Prana. Está ubicado debajo de la terraza del restaurante en un lugar similar a una gruta. La ambientación y decoración del lugar es espectacular, súper acogedora y cálida. El diseño se inspira en los métodos tradicionales que se usaba en las zonas rurales del país, con suelo de piedra y paredes acabadas en una mezcla barro mezclado con cascarillas de arroz y paja. Este método se usa para mantener el interior de las casas a una temperatura agradable, incluso en verano.
Tuvimos la suerte de recibir una sesión de masaje completa de una hora. Nos recibieron con un té caliente, que nos tomamos relajados en unos sofás de mimbre; el preludio perfecto de lo que nos esperaba. Tras cambiarnos y tumbarnos en las camillas comenzó nuestro viaje al paraíso. Menudas manos tiene el personal del hotel, tras la hora de masajes, salimos de allí como si estuviésemos flotando. Os recomendamos que al menos uno de los días, en el que acabéis agotados, pidáis cita para el spa. Saldréis de allí como nuevos.
Conclusión
Nuestra recomendación es que paséis al menos dos noches en Mandalay, uno para visitar la ciudad y otro para conocer los alrededores. El Hotel by the Red Canal es un hotel boutique de grandísima calidad, un remanso de paz en el caos de la ciudad. Si volviésemos a ir para allá, repetiríamos sin lugar a dudas, nos trataron genial y estuvimos súper a gusto durante nuestra estancia. Lo recomendamos al 100%.
Lo bueno: la decoración, la tranquilidad, el trato del personal, el restaurante, la piscina, el spa, detalles como la happy hour, bicis gratis, la comodidad de la cama, ubicación…
Lo malo: lo único que pondríamos como inconvenientes serían las vistas desde nuestra habitación y que el precio es ligeramente alto, para los estándares birmanos, si vas con un presupuesto ajustado. Eso sí, vale cada euro que pagas por la noche allí, una relación calidad-precio buenísima. En España sería muy difícil o imposible encontrar un hotel así por ese precio.
Datos prácticos
Nombre: Hotel by the Red Canal.
Dirección: 417 Corner of 63rd & 22nd Streets, 05000 Mandalay, Myanmar.
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Precio: 103 € por una habitación doble con desayuno incluido.
Wifi: Sí, gratuita.
Desayuno: desayuno gratuito tipo buffet.
Servicios: Internet gratuito, restaurante, bar, piscina, spa, gimnasio, alquiler de bicis gratuito, lavandería, reservas de tours desde el propio alojamiento…
Reservas: se puede realizar la reserva en portales conocidos como Booking.
Todo lo que he comentado en este artículo es fruto de nuestra experiencia personal y no ha sido distorsionado en ningún momento por nadie ajeno al blog, ni por intereses de terceros. Si os ha gustado la entrada compartidla en las redes sociales y dejadnos un comentario y si no os ha gustado pues haced lo mismo ;).
Índice:
Preparativos e información útil
Alojamiento
- Dormir en Mandalay, opinión del Hotel by the Red Canal
- Dormir en el Lago Inle, opinión del Spring Lodge Inle